Escribir siendo un muchacho las impresiones vividas junto al abuelo moribundo y rescatarlas, mucho tiempo después, para demostrar su afán casi inconsciente por explicar el mundo desde las páginas de un libro.
Otros afanes vanos de recordar lo vivido sin plasmarlo en ningún sitio se perdieron por el camino. Porque el camino sólo existe si es compartido, si no es únicamente verdad. La verdad de uno, que a nadie importa.
Y estas anotaciones qué son. ¿Un poco de verdad? ¿Un poco de vida? En todo caso, la literatura de otros que hablan por mí. Y yo los dejo.