Si este hombre joven que se ha ido para siempre fuese japonés, lo único que se le podría reprochar, tras una vida llena de sincera entrega a su pueblo y sus amigos, es la descortesía para con su madre, a la que ha dejado sin tiempo a pedir permiso.
A los que creemos en la religión de la naturaleza nos queda el consuelo de ver a los que han desaparecido en el temblor sublime de los álamos.
En otra primavera como ésta… Y no he dejado de verla ni un solo día por todas partes.
April is the cruellest month...
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