jueves, 17 de febrero de 2011

El corazón de las cosas

Esa niebla temprana por la que asoma el verde negro de los pinos, y te devuelve a otra niebla lejana que está dentro de ti para que aprecies el sol que ahora brilla.



Alguien que te busca, teniéndote al lado, porque no sabe utilizar las palabras para preguntarte, porque no conoce aún la manera de reconocer que le interesas un poco.



El calor de ese cuerpo pequeño que te llama con su canción de vocales ensartadas. Y fue interrogación primero y, más tarde, deseo formulado y felizmente cumplido para acompañarte ahora, hecho un ovillo, en las largas tarde del invierno.