Subo al Fuji de la mano de Lafcadio Hearn mientras viajo en tren después de un largo fin de semana de excesos. Leo la cita que acompaña a este magnífico relato. Un viejo dicho japonés que reza: “Visto de cerca, el monte Fuji no responde del todo a las expectativas”. Y me adentro en las arenas negras de su falda, en las nieves perpetuas de su cumbre, siguiendo el rastro de las alpargatas que por el camino han perdido los peregrinos.
Yo nuca subiré al Fuji, ni siquiera estoy segura de subir algún día al Cao, un monte de mi pueblo cuya cima se alcanza en un par de horas. Tengo demasiado miedo a las alturas. O mejor dicho, me aterra bajar una vez arriba. Tal vez por eso me consuela el pavor que Hearn confiesa sentir durante su aventura.
Y es que finalmente, el Fuji, de cerca, sólo responde a las expectativas del que es capaz de no esperar nada.
Viajar con la mente es uno de los pequeños placeres de la vida y tú bien lo sabes.
ResponderEliminarPero también es un placer sentir la fria brisa que corre en el Cao, y la inmensidad del paisaje que se aborda desde lo alto de este pico con una de las vistas más privilegiadas de la zona.
"Empujado por dos mocetones que lo llevan en volandas y lo mantienen en pie, su miedo no le impide, sin embargo, disfrutar". Ya te llevaremos entre mocetones o mocetonas y disfrutaremos todos juntos.SP
Sé que ocurrirá. Gracias por visitarme.
ResponderEliminarQuerida flor de té: El gran pintor del monte Fuji fue, como sabe, mi amado Katsushika Hokusai (葛飾 北斎), (1760 -849), dibujante del período Edo que llevó a la cumbre (nunca mejor dicho) la escuela de grabados Ukiyo-e.
ResponderEliminarTeniendo en cuenta que este género artístico alude a las “escenas del mundo flotante” yo la imagino a usted en volandas por las cumbres gaditanas leyendo ensimismada, en una versión manga de las místicas castellanas, sus libritos japoneses. ¡Qué bello es volar!
Hola flor de cerezo. Qué bien me conoce. Algún día debatiremos sobre el Ukiyo-e. Gracias por visitarme.
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