Una de las primeras entradas: Lafcadio Hearn enamorado de una japonesa. Pierre Loti enamorado de su ingenio. Ambos nos hablan de Japón. ¿Qué imagen verdadera nos queda? ¿La del amor que todo lo entiende, la de la distancia que todo lo acerca?
Añado: Gómez Carrillo enamorado del papel couché. Lo imagino en los grandes salones de occidente relatando la crónica de su viaje a Oriente como el que exhibe un raro insecto conservado en ámbar. Y también.
En estos días hay coincidencias en la fascinación por Oriente. Carmen lee "Las damas de Oriente" de Cristina Morató y yo "Cartas y poesías mediterráneas" de Byron. Y anoche cenamos con una amiga que nos relató sus peripecias por Beirut y Damasco. Será porque en verano se impone como nunca Lorenzo, que viene de allá. Un beso.
ResponderEliminarFeliz coincidencia. Por cierto, a ver si coincidimos. Qué disfruten ustedes de "la diosa gloriosa que brilla en el cielo", porque en Japón el sol es femenino. Besos.
ResponderEliminarNo sabía que allí es Lorenza. Y claro que coincidiremos (pero no por casualidad), y pronto. Besos.
ResponderEliminarTres extranjeros hablando del Japón. ¿Puede uno dejar de ser extranjero, incluso ante lo que quiere, cuando la realidad impone sus evidencias? Acaso Hearn lo logró. Por eso es una suerte, entiendo, que fuera el primero en esta serie de lecturas.
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