lunes, 12 de diciembre de 2011

Cosas de dioses


Algunos lanzan rayos, otros soplidos feroces, tormentas apabullantes, males y plagas que duran cien años. No se dignan a bajar a la Tierra. Y cuando lo hacen, les da por raptar y violar jovencitas. Sus hijos son semidioses porque ningún mortal se les compara. Ellos solos crearon el mundo. Únicamente en sus sueños terribles participamos todos porque nadie se libra del poder  inquietante de su furia.


A estos dioses casi humanos les dio por parir islas. Tras compartir, como buenos hermanos que eran,  lo que a ella le faltaba y a él le sobraba, engendraron  Yamato y tierras adyacentes, que poblaron de dioses como ellos. Permitieron su gobierno a un grupo escogido de delicados humanos, sus descendientes directos. Cosas de familia, aún se encuentran en Izumo una vez al año para hablar de sus asuntos, dejando el resto del imperio sin protección alguna. Pero la reunión festiva no dura mucho  y pronto vuelven a sus quehaceres,  a sus chozas en el monte, a sus humildes templos, al acogedor rincón destinado a ellos en cada casa.


Hay ocho nubes
en la casa de Izumo
la de ocho vallas,
donde habita mi esposa,
de ocho vallas guardada.

(Atribuido al dios Susanoo)

1 comentario:

  1. Hermoso final: los dioses, en último término, sobreviven en el rincón que queremos dejarles en nuestras moradas.

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