domingo, 9 de octubre de 2011

Marcas

Las que nos deja el tiempo con su afán de perpetuarse en pequeñas filigranas que un día nos hicieron sufrir. Ahora, al mirarlas, nos producen escalofríos de dolor y de añoranza.



Por esta vio la luz, y la llevo a gala. Aunque me cambió para siempre, jamás dolió.


Y esta otra, que es el miedo, quiero conservarla conmigo. Porque es parte de mí esta imperfección que me define y es parte de mi vida porque nunca supe qué hace ahí, porque es la pregunta siempre abierta que me mueve.


En el costado, lunar delicioso. Por admirarlo en carne siempre joven, Honda ha vivido más de una vida encadenado al recuerdo de un cuerpo desnudo bajo el agua vibrante de la cascada.




Brilla la herida.

El viento entre las cañas,

como un rugido.

3 comentarios:

  1. Qué somos, sino esas marcas que nos señalan el cuerpo y el alma. Aunque a veces la impaciencia de ser lo que somos aconseje borrarlas.

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  2. En mi pasado tremendista llegué a creer que toda la piel del body no era sino una enorme cicatriz, pero hace mucho que ya aligeré la cosa y empecé a vivir las descicatrices, y, oye, qué alegría.

    Su poema es precioso.

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  3. Estimada Julieta D. Me alegra que le guste el poema y gracias por la visita.

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