jueves, 22 de septiembre de 2011

Notas de Lecturas 1

Durante la era Meiji, muchos fueros los intelectuales japoneses que salieron al extranjero para aprender de primera mano la sabiduría de occidente. Algunos escritores ilustres formaron también parte de esta decidida expedición que tenía como trascendental misión cambiar el rumbo de un país que había vivido ensimismado durante siglos. Entre estos hombres, conscientes de que en sus manos se dejaba una gran parte de la responsabilidad que suponía dar un giro a la historia de Japón, había algunos jóvenes escritores. Entre ellos Ogai Mori, que residió durante un tiempo en Francia.


Fruto de sus andanzas parisinas, el relato La bailarina, recientemente publicado por la editorial Impedimenta, recoge la experiencia de este autor en un mundo extraño recreado con las nuevas armas literarias adquiridas gracias al contacto con la literatura occidental, por ejemplo el empleo de la primera persona para relatar las experiencia vividas, que no era propio de su nativa literatura japonesa.

Las calles de París se convierten en un escenario singularmente descrito por un mundano joven japonés que finalmente ha de rendirse al peso de las convenciones sociales de una sociedad, la suya, a la que tiene que rendir cuentas aunque esté a muchos kilómetros de distancia.

En La bailarina, Ogai Moiri describe una relación amorosa inverosímil, pero llena de encanto y pasión, a través de una prosa sencilla y directa que deja aflorar el perfume del rosal de sus sentimientos sin privarnos de pincharnos con sus afiladas espinas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

SI VAS A DEJAR UN COMENTARIO SIN FIRMA, NO TE MOLESTES: AQUÍ NO PUBLICAMOS ANÓNIMOS. GRACIAS.