viernes, 29 de julio de 2011

Paseo

Discurre junto al río este camino que recorro a solas. Los cinco sentidos puestos en el olor acogedor de la higuera, en el elemental sonido del viento que mueve las ramas de los fresnos, en la canción melancólica del agua…Hace tiempo, mientras hacía también a solas este mismo camino, creí ver un hobbit sonriente tras la espesura de las zarzas, pero ahora me asalta por sorpresa la imagen de un ronin que se ríe y bebe sake sentado en un recodo de esta senda.

El río y su frescura: aquí, tan cerca, con los ojos bien abiertos, pegada a la tierra, disfrutando del verde, reencontrada en la frialdad del agua. Gracias a los medianos que me ayudaron a soportar la carga, ahora puedo sentarme con el ronin,  y reír  y beber sake en el recodo de esta senda.

En el silencio ensordecedor de la noche, el emperador niño espera impaciente que el joven ciego haga sonar los inquietantes acordes de su biwa: ese sonido hiriente que lo devuelve a la vida y le da una nueva oportunidad para lanzarse, abrazado a su abuela, a las frías agua de Dan-no-ura. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

SI VAS A DEJAR UN COMENTARIO SIN FIRMA, NO TE MOLESTES: AQUÍ NO PUBLICAMOS ANÓNIMOS. GRACIAS.