
Alguien que te busca, teniéndote al lado, porque no sabe utilizar las palabras para preguntarte, porque no conoce aún la manera de reconocer que le interesas un poco.
El calor de ese cuerpo pequeño que te llama con su canción de vocales ensartadas. Y fue interrogación primero y, más tarde, deseo formulado y felizmente cumplido para acompañarte ahora, hecho un ovillo, en las largas tarde del invierno.